Bienvenida

¿QUE ES “Los bajos fondos de Mordor”?

Sintiéndolo mucho por la extensa legión de seguidores de Tolkien (entre los cuales me incluyo) no tiene nada que ver con la Tierra Media, ni con las leyendas élficas, ni de ninguna otra raza. Para mí son todas aquellas actitudes que secretamente muchísimos de nosotros tenemos guardadas dentro.

Esos deseos “oscuros” que jamás contamos a nuestros amigos, esos anhelos “extraños” que no podemos dejar salir por el miedo al que dirán, todas aquellas cosas que nos gustaría hacer pero que nunca llevaremos a cabo por que las personas “normales” jamás las hacen. El objetivo de este blog es intentar sacar a relucir todos esos pensamientos, comentarlos, mejorarlos y quien sabe, a lo mejor así ver que no somos tan “raros”.

Por todo lo anteriormente expuesto os pido vuestra colaboración y vuestra ayuda, a través de vuestra lectura, vuestros comentarios, vuestras aportaciones, si os apetece.

Al mismo tiempo aprovechar estas pocas líneas para agradeceros el tiempo y el esfuerzo que ello os pueda suponer, sabiendo siempre que cualquier colaboración, por pequeña e insignificante que pueda parecer, puede ser la clave para encontrar ese atisbo de normalidad que todos buscamos en lo que hacemos y deseamos para que nuestra vida y nuestra mente estén a gusto con ello.


Una y mil veces gracias.

Los bajos fondos de Mordor 2.0

LOS BAJOS FONDOS DE MORDOR 2.0

¿Que significa esto?

Pues es bastante sencillo. Quiero creer que es una mejora del estilo del blog, de los relatos en sí, de mi manera de expresarme y de mi deseo de una mayor calidad de todo el conjunto.

¿Son nuevos los relatos?

No. Básicamente son los mismos relatos pero, según mi modesta opinión, más evolucionados. Hace ya más de 4 años que tengo este blog, 4 años de experiencia, que en virtud de las creencias populares, mejoran al escritor tanto como al escrito. He cambiado algunas formulas, algunas palabras y detalles pues las circunstancias personales afectan a lo que se escribe y he intentado hacer éstos, mis relatos, más intemporales, más genéricos.

¿Los comentarios que hicimos a los anteriores relatos?

Los he guardado para mí. Al ser nuevos relatos, me ha parecido lo mas adecuado. Agradeceré enormemente cualquier nuevo comentario que podáis aportar a este blog.

¿Las colaboraciones también han cambiado?

He enviado a los colaboradores que colgaron sus relatos en mi blog, una propuesta de modificación. Puede que alguno cambie, pero no dependerá de mi, sino de su autor.


Espero que con estas 4 sencillas preguntas y respuestas haya aclarado la nueva versión del blog que encontrareis a continuación.


Un saludo a todos y espero veros pronto por estas paginas.


El parking. Colaboración de Cariguay

Aquella noche era algo especial. Habíamos quedado para pasar la noche juntos en un pub liberal, iba a ser mi primera experiencia al respecto. Los nervios, la intriga, el deseo, la duda, la lujuria, el valor y el miedo, peleaban en mí por dominar mi mente.


Pero antes debía de ir a buscarle a su trabajo. Esa noche trabajaba de vigilante en el parking de un edificio habitado.


Estuvimos hablando allí un buen rato evitando caer en la tentación de adelantarnos a los acontecimientos. Haciéndonos comentarios picantes, subidos de tono, pero con mucho cuidado de no ir mas allá, pues ambos sabíamos lo que de verdad deseábamos y aunque era difícil resistirse, más duro nos parecía no aprovechar aquella oportunidad y al final caímos.


Para mí fue el más corto pero el más intenso de nuestros encuentros sexuales. El morbo de estar en su trabajo, el peligro de ser descubiertos, la clandestinidad de nuestra relación, la química sexual que nos unía, hicieron amplificarse las sensaciones que disfrutamos en aquel parking.


Nos dirigimos a las escaleras de acceso a las viviendas y allí fue donde empezó todo. Empezamos a besarnos y a desnudarnos poco a poco. Nuestras manos recorrían los cuerpos, que tanto conocíamos, buscando los puntos más sensibles. Regalando las caricias exactas para el efecto deseado, pero si algo nos inflamaba aquella noche puede ser que fuera el morbo de que nos pudieran pillar y eso lo hacia aun más excitante.


Empecé a lamer sus pezones, para intensificar la pasión, algo que le vuelve loco. Poco a poco fui bajando, arrastrando mi lengua por su cuerpo, hasta llegar a su polla, que henchida y caliente esperaba la caricia de mis labios. Deseaba entregarle una mamada de infarto. Se la chupaba como una loca por que cada vez me encontraba más cachonda. El peligro de estar en aquellas escaleras, de rodillas delante de él, con sus pantalones en las rodillas, su polla completamente enterrada en mi boca, mis pechos liberados de la ropa, los pezones duros por la excitación, hacia que mis labios recorrieran su miembro con rapidez e intensidad.


El tampoco aguantó mucho mi felación. Me incorporo cogida por los hombros. Sus dedos se marcaron en mi piel por la fuerza de su agarre, provocada sin lugar a dudas por las caricias de mis labios y de mi lengua. Me hizo girar, dándole la espalda, subir un escalón, me dobló hacia delante hasta que pude apoyar las manos en otro escalón delante mía. El espectáculo debía de ser increíble. Mi sexo henchido de deseo, palpitante de excitación, brillante por los jugos que destilaba únicamente pensando en que me penetrara. Paso su mano por mi vulva, lentamente, haciéndome sufrir, gemir de impaciencia, separando mis labios mayores y dejando vía libre a su miembro.


Me la metió hasta el fondo. Como a mí me gusta, de un solo golpe, sin dulzura, salvaje.


Una y otra vez entraba en mí y volvía a salir, cada vez más deprisa y cada vez más fuerte. Yo intentaba no chillar, pero no podía evitarlo, cada vez llegaba más dentro de mí. Su pelvis chocaba con mis glúteos haciendo vibrar todo mi cuerpo como si fuera un flan. Apenas conseguía mantener la postura. Él, aferrado a mis caderas me bombeaba salvajemente.


Dos orgasmos habían surcado ya mi espalda. Cuando follábamos conseguía encadenarlos. El sabia manejar los ritmos para hacerme correr una y otra vez. Aumentaba súbitamente la velocidad de sus acometidas y cuando el clímax inundaba mi sexo se ralentizaba para dejarme descender lentamente, pero no me dejaba caer del todo. En mitad de la bajada, aceleraba de nuevo en velocidad e intensidad para llevarme de nuevo al paraíso del orgasmo.


Cada vez estábamos más calientes y cada vez me daba más fuerte y más deprisa, una y otra vez. Yo ya no podía más, la mezcla de toda aquella situación, el sonido de nuestros sexo, la fuerza de sus embestidas, sus dedos marcando mi piel, la estrechez de aquella escalera que devolvía en eco nuestros gemidos, el tintineo de sus llaves contra el escalón, todo ello me hacia llegar una y otra vez hasta las puerta del orgasmo, pero el estaba decidido a no dejarme llegar aún, deteniéndose justo cuando mi cuerpo se tensaba fruto del placer que se avecinaba. Si seguía así iba a terminar chillando.


El tampoco aguanto mucho más.


Por su gemido profundo y continuado, supe que cabalgaba en pos de su orgasmo. Me concentre en aquella sensación de plenitud que su polla llenando mi vagina me transmitía y me deje llevar con él. Cuando sentí su semen golpeando el interior de mi coño, me corrí.


Llegamos juntos al orgasmo. Nuestros cuerpos se agitaban por la intensidad de aquel placer, el me penetraba espasmódicamente, descargando con cada envite una nueva andanada de esperma en mi, yo temblaba fruto del placer que me proporcionaba con sus ultimas penetraciones. El clímax mutuo desmadejaba nuestros cuerpos y nuestras mentes. El orgasmo perlaba nuestros cuerpos de sudor.


Me incorporé y me me encaré con él. Nos fundimos en un beso intenso y apasionado, sintiendo toda la fuerza de nuestro éxtasis, la respiración entrecortada que nos obligaba a separar los labios apenas unos instantes y nos miramos a los ojos.


Directamente, sin ambigüedades, sin temor, con nuestro disfrute como único objetivo. Nos perdimos en la mirada del otro, haciéndonos desear, más aun, llegar al destino. Poder de esa manera liberar nuestros anhelos, nuestra sensualidad y la sexualidad que ambos acumulábamos tras este intenso encuentro.


Cariguay.




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