Ocupe una de las mesas del fondo, pedí un capuchino con intención de tardar en tomármelo y me dedique a saludar por Whatsapp a los conocidos, en un intento por hacer mas llevadera mi espera.
Poco después apareció Elena por la puerta. No estaba seguro de si era ella. Aun no nos conocíamos personalmente, apenas por unas fotos. Solo habíamos chateado y cambiado algún e-mail. Pero creía que era ella. Pelo largo castaño claro con mechas rubias, ojos oscuros, sonrisa amplia y de labios pintados de rojo, un piercing bajo el labio inferior. Si no era ella, se parecía bastante.
Vestía un top negro ceñido, que marcaba perfectamente su pecho, con unos senos grandes y redondos. Unos pechos que ansiaba por saborear. Un pantalón corto vaquero, medias oscuras y unos botines de medio tacón negros que hacían que su culo, rotundo y exuberante, apareciera mas expuesto.
Mi sexo no tardo en reaccionar y sentí como crecía dentro de mi pantalón, haciéndome cambiar de postura para poder acomodarlo.
Decidí arriesgarme a comprobar si era ella. La salude con un mensaje:
“Buenas tardes Elena. ¿Que tal estas?”.
Esperé su contestación, mientras miraba con atención al objeto de mi deseo. Ella saco del bolsillo su teléfono y escribió algo:
“Bien, gracias. Y ¿tu?”.
Aunque aun no sabia seguro si era ella, decidí arriesgarme y jugármelo todo a una carta:
“¿Recuerdas nuestra ultima conversación?, ¿aquella sobre tu fantasía?”.
Mientras se sentaba en la mesa, contesto de nuevo:
“A ver por donde vas a salir, que ya te conozco un poco”.
De perdidos al rio:
“Tu solo ponte cómoda y disfruta. Dejame a mi el resto”.
“No seas malo, que estoy tomando un té y aquí hay mucha gente”.
“Mejor, así lo disfrutare mas”.
Elena miró a su alrededor. Se acomodo en la silla y espero con el teléfono frente a ella.
Yo comencé a teclear rápidamente en mi teléfono:
“Te encuentras de pie, en mitad del salón. Sola, desnuda, con los ojos vendados. Tus sentidos se agudizan para compensar la falta de visión. Los nervios atenazan tu estomago. Tu piel erizada por la emoción, te transmite cada leve brisa de aire. Sientes como una pequeña gota de sudor desciende por tu cuello, atravesando tu torso hasta colarse entre tus senos”.
“Un leve roce de pasos a tu espalda te indica que por fin se acerca. Te pidió que esperaras allí, que esperaras así. Y obedeciste encantada. Tu sexo se humedece en tu entrepierna. Tu sexo, ardiente y ansioso de ser poseído por el”.
Observo como Elena se mueve inquieta en el sillón, mirando de reojo a su alrededor, intentando ocultar su perturbación:
“Sus labios se pegan por completo a los tuyos. Su lengua, sin ninguna timidez, explora tu boca. La pasión de su beso te contagia aun mas. Tu excitación aumenta. Tus caderas comienzan a moverse ligeramente, buscando el contacto con el. Tus manos luchan por soltarse de las ataduras que las retienen en tu cintura”.
“El echa todo su cuerpo contra ti. Sientes su cálida piel contra la tuya. Sus manos se aferran con ansia a tus glúteos y lo empujan contra su sexo, que se clava en tu pubis. Sientes en tu bajo-vientre toda la dureza y el tamaño de su polla. Tu sexo destila su esencia preparándose para recibir aquel ariete de carne. Tus piernas se separan un poco buscando sus caricias”.
Su mano izquierda pasea distraída por su cuello y por su torso. Sus piernas cruzadas se mueven ligeramente, a causa de la excitación que empieza a invadirla:
“Unas manos te rodean desde atrás y acaparan tus pechos. Apretándolos con dulzura, mandándolos con maestría. Unos nuevos labios besan tus hombros desde atrás, alternando los suaves besos con mordiscos intensos que te hacen gemir en la boca de el”.
“El desconocido de tu espalda se pega a tu cuerpo. También esta desnudo. Su sexo, henchido y cálido, se acomoda entre tus glúteos y comienza un suave vaivén entre ellos, que tu facilitas con tu propio movimiento de caderas”.
“Los dos hombres están dedicados a ti. Sus manos, sus dedos, sus labios, sus lenguas, sus dientes, recorren tu cuerpo prodigando sus caricias por toda tu anatomía. Besan tus labios, mordisquean tus alvéolos, chupan tu cuello, lamen tus pechos, muerden tus pezones, acarician tu clítoris, penetran tu sexo, pellizcan tus pezones, muerden tu labio”.
Escribe rápidamente en su teléfono:
“Para, por favor. Este no es ni el sitio, ni el momento”.
Totalmente decidido a jugármela le contesto:
“Solo me tienes que decir “No” y parare”.
Espero ansioso su respuesta. La miro con detenimiento. Mira a su alrededor azorada. Su dedo pasea por la pantalla del móvil, sin terminar de decidirse:
“El placer recorre tu cuerpo. No te dejan centrate solo en una sensación, están siempre los dos encargándose de ti, como si compitieran por proporcionarte mas placer, una competición que solo puede tener una ganadora, tu”.
“Por fin sientes como tiran de ti. Como te empujan para que te dobles por al cintura. Te acomodas en aquella postura separando un poco mas tus piernas, exponiendo al desconocido que esta detrás de ti, tu sexo. Tu sexo, que tu visualizas, hinchado y colorado por la excitación, brillante por los jugos que han escapado de el, con los labios ligeramente separados en vista de la próxima penetración”.
“Tu sexo recibe la caricia del pene de tu amante trasero, que deja que se deslice por tu hendidura suavemente. No puedes evitar un pequeño movimiento hacia atrás buscando por fin entregarte a aquel falo, pero el esta atento y solo te deja que disfrutes del roce de su glande al separar tus labios mayores y golpear ligeramente tu clítoris”.
Elena se muerde el labio inferior y se acomoda mejor en su sillón. Su mano izquierda acaricia su muslo distraidamente.
“Tu amante delantero enreda sus dedos en tu pelo y guía tu cabeza hasta su polla. Abres tu boca ligeramente para poder disfrutar de la sensación de hacer resbalar tus labios por la piel tensa y ardiente de su sexo hasta tragártela completamente”.
“Su glande golpea contra tu labio superior. Sientes como una gota de liquido pre-seminal se pega tu labio y tu lengua, golosa sale a su encuentro, aprovechando para lubricar tus labios con ella. Con calma, recorres todo su talle con tus labios. Su sexo inunda tu boca, la llena por completo, obligándote a separar por completo tus mandíbulas para poder recibirla. Tu lengua, juguetona, lame cuanta carne entra en tu boca”.
“Cuando tu boca se llena con aquella polla. Tu otro amante hunde su cara en tu entrepierna. La sorpresa y el placer de aquella caricia inesperada te hacen temblar presa del placer. Su lengua recorre tu sexo, separando tus labios mayores y buscando tu clítoris hinchado, que asoma ligeramente de su capuchón. Hunde su nariz en tu sexo, mientras con la punta de su lengua recorre el contorno de tu botoncito, que reacciona inundando tu columna con una serie de placenteras descargas eléctricas. El tratamiento surte efecto”.
“Tu cuerpo les regala el primer orgasmo”.
Elena escribe rápidamente:
“No, en serio, para. Ya sabes que esto no me gusta”.
Pero su cuerpo me dice otra cosa y le contesto:
“Eso no es un “No””.
“Tiemblas a causa del éxtasis que te recorre. Obligándote a tragar un poco mas del pene que ocupa tu boca. Chupas con gula aquel falo, queriendo agradecerle el placer que están regalando tus dos amantes”.
“El desconocido que se ocupa de tu sexo, cambia su lengua por dos dedos. Recorre con maestría tu rajita. Mojando en tus jugos sus dedos y preparándose para penetrarte con ellos. Como si estuviera sincronizado con el, el promotor de aquel encuentro sujeta con fuerza tu cabeza contra el mientras los dedos del otro te penetran con firmeza. Un gemido, largo y profundo, se escapa entre tus labios y la polla de tu amante”.
“Comienzan entonces a moverse a la vez. Uno te folla con sus dedos, acelerando sus acometidas en función de los movimientos de tus caderas, mientras el otro, comienza a moverse en tu boca como si te la estuviera follando”.
El cuerpo de Elena esta reaccionando a la provocación. El color ha subido a sus mejillas, su pecho sube y baja desbocado por la respiración agitada. Su mano derecha se entierra entre sus piernas.
“El placer te inunda de nuevo y sientes como tu coñito se encharca a causa de las caricias de aquellos dedos que llenan tu cueva completamente. Tu cuerpo no tarda en reaccionar y de nuevo te deshaces en un orgasmo que te hace gritar de placer, ahogado por la polla de tu boca y que te hace descargar tus flujos en aquellos dedos que explorar tu interior”.
“Sueltan tus manos y te hacen caer de rodillas. Allí, puesta a cuatro patas, tus amantes cambian de sitio. La polla que ocupaba tu boca, totalmente impregnada en tu saliva, se acomoda entre tus piernas y de un solo envite se clava en tu chochito. La violencia y el placer de aquella embestida te hacen gritar con fuerza y ansia. El que se ocupaba de tu coñito, desliza dentro de tu boca sus dos dedos, mojados en ti, de tu esencia. Los chupas con ganas, saboreando al tiempo tu placer. Cuando los saca de tu boca, es su polla la que te penetra”.
Elena contesta por fin a mi apuesta:
“Ufffffffffff, eres un cabrón”.
“Acompasan sus movimientos. Cuando uno penetra tu boca, el otro retrocede en tu coñito y cuando este te penetra por completo, el otro deja escapar casi todo su sexo de tus labios”.
“Las sensaciones se agolpan en tu mente. Decides abandonarte a ellas y no pensar mas. Solo quieres disfrutar, sentir, estallar en un millón de orgasmos”.
“Tu cuerpo no tarda en reaccionar y se desmadeja en un nuevo éxtasis que inunda tu sexo de mas fluidos y tu boca de gemidos y gritos de placer”.
“Temblando aun por el placer recibido, sientes como sus pollas abandonan tus agujeros y te preparas para recibirlos de nuevo”.
“Te quitan la venda de los ojos. La sala esta iluminada por algunas velas y en la atmósfera puedes oler tu placer. Reconoces a tu amante desconocido. Tu fantasía hecha realidad. Estas siendo poseída por los dos a la vez”.
““Esto es solo el principio, tenemos toda la noche”, te susurran, mientras su sexo, apunta directamente a tu cara”.
Con una sonrisa de satisfacción por el objetivo conseguido, le escribo a modo de despedida:
“Bueno, creo que por hoy ya esta bien”.
El gesto de contrariedad de su rostro consigue excitarme aun mas. Escribe en su teléfono con rabia:
“Y ahora, ¿que hago yo?. ¿Piensas dejarme así?, ¿sin acabarla?”
Me levanto de la mesa y me dirijo al baño. La entrada esta a salvo de las miradas del resto de los clientes.
“El final lo encontraras en el aseo de mujeres de esta cafetería”.
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