Y por fin, volvió.
Por fin, llegó ese día que anhelaba con ansia. Con su respiración acelerada, sabiendo que lo que la esperaba tras aquella puerta, la haría pedir más.
Aun se preguntaba como era posible que su voz la hiciera vibrar, como su imaginación la desbordaba y como él había sabido justamente que puntos debía tocar para llegar hasta su interior sin que ella pudiese resistirse.
Se dirige directa a su puerta.
Sabe lo que quiere. Sabe que si se lo pide, el lo hará.
Pero antes de poder tocar a la puerta, por sorpresa, él la abre, la coge por el brazo, tira de ella hacia dentro y cierra la puerta con tal decisión, que hace temblar el tabique.
Antes de que ella pueda reaccionar, los labios de él ya están sobre los suyos. Sus manos la empujan por el culo contra el bulto que su sexo erecto, marca en los pantalones. Quiere zafarse de él. Quiere desnudarle. Quiere hacerlo tan pronto como él se decida a desabrocharle el sostén.
¡Ahí va!. Él quiere controlar toda la situación, le encanta verla excitada.
Ella sabe, que en su anhelo por recibir una buena clavada, se dejará guiar y, a medida que crecen sus jadeos se olvida de todo. Él sabe que la tiene, que la posee, que es suya, pero aun así quiere dejárselo claro.
Él empieza a recorrer su cuerpo con los dedos, muy despacio, apenas rozándola con las yemas. El silbido de aprobación que deja escapar al quitarle las braguitas y comprobar que esta completamente mojada, bien humedecida, es toda una declaración de intenciones y hace aumentar en Violet la excitación.
Es hora de jugar.
Trae un poco de cera caliente y eso la provoca aun mas. Mientras recorre su cuerpo dulcemente con la punta de sus dedos, deja caer unas gotitas de cera en su piel. Las sensaciones se agolpan en la mente de Violet. El placer del roce de sus dedos, la súbita quemazón del contacto con la cera ardiente, el placer de la entrega voluntaria, la convicción de su dedicación a ella, hacen a Violet estar cada vez mas mojada, mas caliente, mas cachonda.
De repente, él hunde la mano entre sus piernas. Se dedica a jugar con su clítoris. Consigue transformar sus jadeos de gusto en gemidos de placer y cuando la penetra con dos dedos, en chillidos de gozo.
Esta lista. Lo esta deseando. Y él lo sabe.
La coloca sobre el sofá. Separa sus piernas con calma, lo hace todo a cámara lenta. Aumentando su excitación con esa parsimonia. Multiplicando su excitación al hacerlo todo con aquella lentitud. Desquiciando su mente por la urgencia del deseo.
Coloca sus piernas encima de los hombros de él. La coge por la muñecas.
- “Mírame, Violet”, dice él, tan tranquilo.
Y de un solo golpe, brutal y violento, la penetra tan fuerte que no puede evitar correrse. Un clímax que la hace verter todo su gozo sobre su polla, quedando inundada por sus fluidos.
Pero no es mas que el principio.
Ella le pide mas, sabe que a él le gusta jugar. La va a tentar, la va a provocar, la va a excitar y calentar hasta volverla loca. Haciéndole desear que se la clave hasta el fondo, desear que le parta el coñito de un pollazo.
En ese preciso momento, sin poder evitarlo, Violet se incorpora sobre él. Necesita cabalgarlo, hacerlo suyo, sentirlo dentro de ella, saber que también ella lo maneja. Él esta ahí y ella no lo dejará ir. Quiere montarlo hasta que se corra en su canal, hasta que se derrame dentro de ella, hasta sentir como la toma, entregándose a la vez.
Pero es tan viciosilla, que no puede evitarlo. Le pide que le abra el culo. Lo quiere todo y lo quiere ya.
Esta a punto. Lo siente perforando su culazo, dilatando su ano, torturando su esfinter y haciendo que su orgasmo, continuo desde que la penetrara, este a punto de estallar en un ultimo éxtasis, un orgasmo que Violet intuye salvaje y rompedor.
Esta a punto, se va a correr y entonces...
¡PAAMM!.
Él descarga una nalgada violenta y sonora contra su nalga, ella grita de placer. Su cuerpo, espasmódico, tiembla de gusto y mientras su orgasmo abrasa su espalda, su nuca y su espíritu, el se vacía en su ano.
- “Tómala Violet, es toda tuya. Toda mi leche es para ti”, chilla él mientras sus dedos se clavan en sus caderas y su polla escupe a borbotones su hombría en su interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario